Me reitero en la apreciación de que habéis entregado mucho de las dos en
este libro, y os lo agradezco, creo que es un ejercicio de valentía, y
también un buen exorcismo.
En varias ocasiones hacéis alusiones a
"desdoblamientos": ninguna de las dos se percibe como un ente
monolítico, que sólo admita una lectura: hay varias Nenés, varias
Litas...Yo también siento que hay varias Mª Ángeles coexistiendo, y no
siempre en armonía. Pero yo creo que esto es como las últimas teorías
que corren acerca del panteón egipcio: en realidad había un solo dios
con múltiples manifestaciones. Y así, sin pretenderlo, me he puesto a la
altura de los dioses.
También yo comparto algo, que creo que es
muy común a la mayoría de las mujeres, y que no es otra cosa que esa
dificultad o pudor a tener una "habitación propia", como si estuviéramos
obligadas por naturaleza a compartirlo todo y a no tener un territorio
privado. Pero dadas mis circunstancias vitales (llámalo soltería, vivir
sola...) no me está resultando excesivamente complicado conquistarlo.
Un
sueño que comparto: yo también decoro mi casa, y lo hago como me da la
gana, que para eso es mi sueño. Resulta sencillo y barato, y no hay que
limpiar después. Creo que tiene que ver con esa búsqueda en mi interior
de un lugar seguro que a veces hemos practicado en las sesiones de yoga.
Hay
un tema que me llega especialmente, la enfermedad de tu amiga Miriam, y
aquí me vas a permitir que copie frases de Lita que me han servido
especialmente:
"Su sufrimiento te ayuda en la medida en que ella sabe
que su dolor te hace crecer. Ella crece y nos hace crecer. Parece que
nada es gratuito."
"El abrazo a Miriam es mucho más que la percepción
sensitiva de estar vivos: es dejar constancia de que su vida tiene un
sentido"
"Tú eres la vida. Miriam es la vida. Yo soy la vida. Levanta la copa y brinda."
Y
ya al final, cuando Miriam ha muerto, una frase tuya:"Quedémonos pues
con esta vida que nos late todavía y sigamos mirándonos con los ojos
llenos de todo lo que compartimos en este instante, en éste. No hay
más."
En otro orden de cosas, me identifico con las vivencias de
Lita sobre las "clases" de Hogar, y también con la incomprensión que
causa el que ella sienta frío mientras que los demás se asan de calor:
"¿por qué todo el mundo te discute tu sensación térmica como si les
fuera la vida en ello?"
Por supuesto, mi identificación total
con la experiencia de las rebajas que relatáis. Ya veo que no soy un
bicho raro después de todo.
Y a mí también me gusta, me ha
gustado siempre, observar ventanas iluminadas en mis paseos nocturnos e
imaginar lo que ocurre dentro.
Por último, te diré que, para mí,
el episodio más desternillante ha sido el intercambio de misivas sobre
los preparativos para afrontar una jornada de playa. ¡Qué bueno!
Nada
más. Espero que de algo sirva. A mí me ha servido, he reído, he
reflexionado, me he emocionado, y nuevamente os doy las gracias.
Mª Angeles Sanz
Por todas las cosas que mencionas, y que tú y yo sabemos, gracias. Si yo mirara hacia tu ventana en la noche vería una mujer cómodamente sentada en su sillón, estudiando libros de arte, con una gata adormecida a su lado, una taza humeante de café y una música suave de fondo (jazz, quizá). Un abrazo de vida.
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